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Recompensa a los devotos de las almas

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Recompensa a los devotos de las almas

1. Punto Primero

 

Supongamos, cristiano piadoso, que, movido por estas meditaciones, haces una sincera y dolorosa confesión, y ganada la indulgencia plenaria de este santo novenario, sacas un alma de la horrenda prisión del Purgatorio. ¡Ay, y que grande será tu dicha! Si perseveras, ¡qué galardón tan grande recibirás en el cielo! Si los reyes de la tierra, siendo miserables mortales, recompensan con tanta munificencia al que libra a uno de sus vasallos de un gran peligro, o expone su vida sirviendo generosamente a los apestados, ¿Cómo piensan ustedes que premiará el Señor al que libre a una o más almas de las abrasadoras llamas del Purgatorio?

 

Digan, padres y madres: Si aquel hijo, que es la niña de nuestros ojos, cayese a un rio o en el fuego, y un hombre generoso lo sacara y se los presentara vivo, ¿cómo le agradecerían? Si ustedes fuesen ricos y potentados y él pobre, ¿cómo lo premiarian?

Ahora bien: ¿qué tiene que ver el cariño del padre más amoroso con el amor que Dios profesa a aquellas almas, que son sus hijas y esposas muy amadas? ¿Qué son todos los peligros y males de este mundo, comparados con las espantosas penas del Purgatorio? ¿Y qué comparación hay entre el poder y la generosidad de un miserable mortal y el poder y la generosidad infinita de Dios, que promete un inmenso premio de gloria por la visita hecha a un preso, a un enfermo, o por un vaso de agua dado a un pobre por su amor?

 

¡Ah, cristiano! No dudo decir que miro como asegurada tu salvación, si logras sacar una sola alma del Purgatorio. ¿Y no harás lo posible para lograrlo?

 

Medita un poco sobre lo dicho

 

2. Punto Segundo

 

No pienses, alma cristiana, ser ésta una reflexión piadosa; es una promesa formal de Jesucristo, verdad eterna, que no puede faltar a su palabra. ¿No nos dice el sagrado Evangelio: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia ? Fundado en estas palabras infalibles, hasta ahora, dice San Gregorio: “yo no se que se haya condenado ninguno que haya usado misericordia con el prójimo”.

 

¡Ah! Dios quiere mucho a las almas; todo cuanto se hace por ellas, lo mira, agradece y premia como si a Él mismo se le hiciera: " en verdad os digo que todo cuanto habéis hecho con uno de esos pequeños hermanos mios, lo habéis hecho conmigo.” ¡Ah! dichosos cristianos; si socorren a las pobres Almas del Purgatorio, "vengan, les dirá un dia nuestro liberalisimo Juez; vengan, benditos de mi Padre Celestial. Aquellas pobres almas tenian hambre, y ustedes comulgando las han alimentado con el Pan de Vida de mi Sacratisimo Cuerpo; morian de sed, y oyendo o haciendo celebrar misas, les han dado de beber mi Sangre Preciosisima; estaban desnudas, y con sus oraciones y sufragios las habéis vestido con una estola de inmortalidad; gemian en la más triste prisión, y con sus méritos e indulgencias las han sacado de ellas.”

"Y no es precisamente a las almas a quienes han hecho estos favores; a mi me lo han hecho: pues todo cuanto hicieron por ellas yo lo miro por tan propio como si lo hubieran hecho para Mi mismo. Por lo tanto, venid, benditos de mi Padre Celestial, a recibir la corona de la gloria que les está preparada en el cielo.”

¿Y no quisieran, cristianos, lograr tanta dicha.? Pues, en sus manos está.

 

Medita un poco lo dicho, encomienda a Dios las almas de tu mayor obligación y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.

 

3. Ejemplo, oracióny obsequio

 

Tenía una pobre mujer napolitana una numerosa familia que mantener, y su marido en la cárcel, encerrado por deudas. Reducida a la última miseria presentó un memorial a un gran señor, manifestándole su infeliz estado y aflicción; pero con todas las súplicas no logró más que una lira.

Entra desconsolada en una iglesia y encomendándose a Dios, siente una fuerte inspiración de hacer decir con aquella lira una misa por las Ánimas; y pone toda su confianza en Dios, único consuelo de los afligidos. ¡Caso extraño! Oída la misa, se volvía a casa, cuando encuentra a un venerable anciano, que llegándose a ella, le dice:

- ¿Qué tenéis, mujer? ¿Qué os sucede?

- La pobre le explicó sus trabajos y miserias. El anciano, consolándola, le entrega una carta, diciéndole que la lleve al mismo señor que le ha dado la lira. Éste abre la carta, y ¿cuál es su sorpresa cuando ve la letra y firma de su amadísimo padre ya difunto?

- ¿Quién os ha dado esta carta?

- No lo conozco, - respondió la mujer - pero era un anciano muy parecido a aquel retrato; sólo que tenía la cara más alegre.

Lee de nuevo la carta, y observa que le dicen: “Hijo mío muy querido, tu padre ha pasado del Purgatorio al Cielo por medio de la misa que ha mandado celebrar esa pobre mujer. Con todas veras encomiendo a tu piedad y
agradecimiento: dale una buena paga, porque está en grave necesidad”

El caballero después de haber leído y besado muchas veces la carta, regándola con copiosas lágrimas de ternura:

- Vos - dice a la afligida mujer - vos, con la limosna que te hice, has labrado la felicidad de mi estimado padre; yo ahora haré la tuya, la de tu marido y familia.

En efecto, pagó las deudas, sacó al marido de la cárcel, y tuvieron siempre, de allí en adelante, cuanto necesitaban, y con mucha abundancia. Así recompensa Dios, aún en este mundo, a los devotos de las benditas Almas.

 

 

Oración a Jesús clavado en la cruz

¿De qué trabajos puedo quejarme, oh Jesús dulcísimo, cuando te contemplo clavado en la cruz, desamparado de tu Padre Celestial, padeciendo la más cruel sed y agonía por mi amor? ¿Cómo no esperaré, cuando por todas esas llagas abiertas, como por otras tantas bocas y volcanes de amor, pedís misericordia y amor?

Sí; aliéntate, pecador; pronto está Dios a borrar culpas pasadas, alégrense también ustedes, almas benditas del Purgatorio; ya se acerca la hora del rescate y de la libertad. Mañana, con las comuniones que se les ofrecerán, será el dichoso día de su redención.

¡Oh! Haz que así sea, dulcísimo Jesús; mueve el corazón de estos fieles para que no nieguen este sufragio a las Almas; apaga la sed ardiente que esas almas tienen de verte, de gozarte, de reinar contigo y bendecirte por siglos infinitos. Amén.

Cinco Padrenuestros, cinco Avemarías y un Gloria para alcanzar esta gracia del Señor.

 

 

Obsequio

Hacer una limosna en sufragio de las Almas del Purgatorio.

 

Fondo novenas almas purgatorio.jpg

Autor:

Desconocido

Fuente:

Novena en sufragio de las ánimas del purgatorio

Novena por las

Almas del Purgatorio

Día

Paternidad_de_Dios_-_Meditaciones_-_Núm

8

Recompensa a los devotos de las almas

(clic para leer el evangelio del día)

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