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¿Sabés realmente lo que querés?

No dejes que tu vida sea como una estrella fugaz que ilumina el cielo brevemente; deja que sea como el sol, que siempre arde brillantemente en los cielos, llevando luz y calor a todos en la tierra. ¡deja que brille tu luz!

Para que nuestra vida no pase como una estrella fugaz, es necesario vivir con intención, ¡y para eso es necesario decidirse a ser luz y sal como nos pide Nuestro Señor! Por eso es necesario hacer elecciones cada día, en cada momento… La vida se compone de elecciones…


Y como cada uno puede comprobar con su propia experiencia, algunas veces elegimos la mejor versión de nosotros mismos, y a veces elegimos una versión de segunda mano, o mediocre de nosotros mismos. Todo es una elección, y nuestras elecciones tienen repercusiones en nuestra vida… y en la historia…


Muchos nunca aceptan completamente esta verdad. Pasan la vida justificando sus flaquezas, quejándose de su “suerte” en la vida, o culpando a otros por sus debilidades y por las desfavorables circunstancias que le tocaron.


El día que aceptemos que decidimos elegir nuestras elecciones será el día en el que vamos a destruir las trabas del victimismo y vamos a ser libres de perseguir la vida para la cual Dios nos creó. Aprendamos a dominar los momentos de decisión y viviremos una vida extraordinaria.



¿Sabés realmente lo que querés?..

¿Qué querés para tu vida? ¿Cuáles son tus sueños? Pensalo. Dejá de leer. Meditalo. Escribí tus respuestas. Hacé una lista. Ahora dejá el celular o la computadora a un lado, y antes de seguir leyendo este post, pasá los próximos cinco minutos o cinco horas respondiéndote esta pregunta: ¿qué esperas para tu vida?


Tal vez ya estuviste pensando mucho sobre esta pregunta, pero nunca lo pusiste por escrito. Por otra parte, si nunca te hiciste tiempo para considerar seriamente la pregunta, no pretendás haberlo hecho. Tomáte el tiempo. Pensá de nuevo. Escribílo. No hay respuestas correctas o equivocadas. Escribí rápidamente. No lo pensés demasiado. No te analicés ni te corrijás a medida que vayas haciendo tu lista. Escríbí todo, incluso aquellas cosas que te parecen tontas. Tus respuestas no tienen que ser definitivas.

Van a cambiar con el tiempo. No pasa nada. Eso está bien. De hecho, probablemente algunas van a cambiar en unos días o semanas…. Pero sigue siendo importante que las escribás ahora. Así que escribí tu lista y cuando hayas terminado, ponele la fecha. Y cuando termines, empezá un nuevo cuaderno o libreta.


Yo tengo lo que llamo “mi cuaderno de sueños y objetivos”. Es un cuaderno común, con algún estampado que me guste, con hojas rayadas, y lleno esas páginas con mis esperanzas, mis sueños, lo que quiero lograr en mi vida y también lo lleno con palabras e ideas que me inspiran. Cada tanto, trato de hacerlo seguido, en mis momentos de silencio y tranquilidad, hojeo las páginas de mi cuaderno de sueños y objetivos y veo cosas que había escrito tres, cuatro o cinco años atrás, cosas que parecían imposibles en aquel momento. Hoy parecen insignificantes, porque crecí, alcancé algunos de esos sueños y seguí adelante... El año pasado me mudé de departamento, y arreglando nuevamente las cosas, leí un cuaderno de objetivos que no leía hace varios años, con cosas que había escrito y hasta me había olvidado, y me sorprendí cuando algunos de esos sueños y objetivos ¡los había logrado!


Ahora también me doy cuenta de que otras cosas que creía querer no son tan importantes para mí como me imaginaba. Aunque escribás la lista ahora, guardala y no la mirés en un año. Cuando saqués esa lista dentro de un año, te vas a asombrar lo que te va a revelar. Dejá de leer este post. Lo que estás a punto de escribir en ese papel o en ese cuaderno, es muchísimo más importante que cualquier otra cosa que yo tenga que decirte en este posteo.


Lo más probable es que lo que hayas escrito en tu lista, sean las cosas, los lugares, las personas y las experiencias que vos creés que te van a hacer feliz. Podés objetar diciendo que escribiste algunas de las cosas en tu lista porque sabés que haciéndolas vas a hacer feliz a alguien más. Pero al hacer feliz a alguien más, vos también vas a compartir esa felicidad. Aún si escribiste en tu lista que querías la paz mundial y alimentar a las personas hambrientas en África, y escribiste esas cosas por razones completamente altruistas… lograrlas también te traería una gran felicidad. Mucho más si tus sueños y metas tienen que ver con lo espiritual, tu relación con Dios, la caridad práctica con los demás y la santidad…


Las cosas que escribiste en tu lista representan la felicidad para vos. Todos queremos ser felices. Vos querés ser feliz, y yo quiero ser feliz. El ser humano tiene una sed natural por la felicidad, así lo quiso Dios, y hacemos lo que hacemos porque creemos que nos hará felices. De vez en cuando, las personas hacen cosas tontas o incorrectas... Puede ser que las miremos y nos rasquemos la cabeza. Puede ser que nos preguntemos “¿Por qué alguien haría algo tan tonto?” o “¿No saben que eso los va a hacer infelices?”… Pero te aseguro que, la razón por la que las personas hacen cosas tontas o incorrectas es porque equivocadamente creen que esas cosas las harán felices…Las personas no se levantan por la mañana y se preguntan “¿Cómo puedo hacerme infeliz hoy?”

El corazón humano está en búsqueda de la felicidad. Nosotros le damos a esta felicidad diferentes nombres y máscaras, y vivimos buscándola. Esta es la gran paradoja moderna: Sabemos cuáles son las cosas que nos hacen felices; pero, simplemente, no las hacemos. Los católicos mejor que nadie sabemos esto…


Física, emocional, intelectual y espiritualmente, conocemos las cosas que le infunden pasión y entusiasmo a nuestra vida. Conocemos las cosas que nos hacen felices. Simplemente no las hacemos. No tiene sentido, ¿no? Por un lado, todos queremos ser felices. Por el otro, todos conocemos las cosas que nos hacen felices. Pero no las hacemos. ¿Por qué? Es muy simple. Estamos demasiado ocupados. ¿Ocupados haciendo qué? Demasiado ocupados tratando de ser felices. Esta es la paradoja de la felicidad que ha hechizado nuestra época...


¿En qué estamos demasiado ocupados? La mayor parte del tiempo estamos demasiado ocupados haciendo casi todo, lo que significa casi nada, a casi nadie, casi en ninguna parte . . . ¡y que, en cualquier caso, significará aún menos para cualquiera, dentro de cien años!




¡Nos vemos en el próximo post! ¡Dios te bendiga! ¡Espero que tener clara tu lista de sueños y metas te motive y mueva a actuar para decidir ir tras ellos!

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